Renán, no nos defiendas

La actitud el alcalde del PAN trasluce que busca desesperadamente: deslindarse del desorden y los costosos errores administrativos y jurídicos de su administración.

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Renán Barrera se ha quedado solo. Esa es la impresión que deja el desplegado que generosamente, con recursos propios, pagó para su inserción en periódicos locales que, a ojo de buen cubero, debió haberle costado alrededor de unos 100 mil pesos. O se ha quedado solo, o bien no sabe qué hacer ni en quién confiar, pues, desdeñando los medios que tiene como autoridad para hacerse escuchar, ha llegado al último recurso que tenemos los particulares para llamar la atención.

Lo que no está muy claro es cuál es el objetivo que persigue con esa estrategia, pues únicamente da cuenta de algo de lo que ya se había informado de antemano, que una instancia del Poder Judicial condenó al Ayuntamiento a devolver “casi $28 millones” a particulares por un impuesto que indebidamente cobró hace más de una década.

Para lo cual, en el entendido que no amenaza con un desacato, no hay más opciones que pagar o recurrir a otra instancia superior, si es que la hubiera, para intentar revertir el fallo.

Sólo si consideramos el contexto electoral sus propósitos se van clarificando, sobre todo cuando constatamos, por un lado, que, en lugar de revisar la estrategia del aparato jurídico del Ayuntamiento, intenta presentar este revés, al estilo de AMLO, como producto de un “compló” de los tribunales, “desde diversos frentes”.

Lo que explicaría, por otra parte, su intención de pretender asustar al electorado con el petate del muerto, echándole  cobardemente la culpa de todo a Víctor Cervera Pacheco, que ya no puede defenderse.

Y ya encarrerado, se queja de todo, desde la deuda de las administraciones anteriores hasta de, no se sorprenda usted, las votaciones en contra de algunas de sus propuestas por los regidores del PRI, como si éstos tuvieran la obligación de apoyarlo incondicionalmente, renunciando a desempeñar el papel de contrapeso que la sociedad les ha encomendado. Lo que evidenciaría, según él,  que “…hay una estrategia del conocido y viejo sistema de gobierno para dañar el patrimonio de Mérida”.

Lo cierto es que con esta actitud el alcalde del PAN trasluce lo que desesperadamente busca: deslindarse del desorden y los costosos errores administrativos y jurídicos de su administración, sobre todo cuando se refiere al “tema” de las luminarias,  en la que Banco Santander lo demandó por incumplimiento de contrato, con el que arrastra una deuda de cerca de $400 millones, así como por la adquisición sin la licitación de ley de 80 mil lámparas a precio alzado. 

Y, en un intento por preservar lo que pueda de su futuro político, pretende deslindarse de una previsible derrota del PAN, el 7 de junio, en Mérida, como indica la publicación de una reciente encuesta que  lo ubica en tercer lugar, lejos, muy lejos, del primero.

Sin embargo, tal parece que en el alcalde hay un asomo de autocrítica cuando reconoce, y cito textualmente que: “…se esperan más resoluciones imparciales para Mérida”, aunque se puede interpretar o como un reconocimiento a la conducta imparcial del Poder Judicial o como una cínica exigencia de parcialidad a su favor.

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