México no está para besitos
Acapulco está registrando una violencia inaudita, según las notas publicadas en los medios ya mataron a más de quince personas.
Son serios los incidentes que actualmente vive Guerrero, un lugar que parece maldito por el diablo: asesinatos, secuestros, violencia, destrucción.
Hay 57 jóvenes desaparecidos y las informaciones son muy confusas, unos dicen que los detuvieron cuerpos policiacos, se los llevaron y los guardaron hasta esperar que los ánimos se calmen, pero ocurre lo contrario. No olvidemos que a una acción viene de inmediato una reacción en la misma proporción o mayor.
De que están desaparecidos, lo están, pero ahora surge una versión de la Procuraduría de Guerrero: publica una lista con fotos de los desaparecidos, pidiéndole a la ciudadanía que la ayude a encontrarlos.
Muy temprano ayer, en el noticiero radiofónico de Carmen Aristegui, se afirmaba que hay once muertos y siguen los demás sin pista, se habla sin confirmar de que fueron delincuentes disfrazados de policías quienes los secuestraron y posiblemente los maten.
Tarde que temprano se sabrá de estos jóvenes, porque es innegable que las autoridades federales están siguiendo los pasos a los secuestradores y tienen la necesidad irrenunciable de esclarecer los hechos.
En tanto, Acapulco está registrando una violencia inaudita, según las notas publicadas en los medios ya mataron a más de quince personas en fuego cruzado.
A los desaparecidos y los muertos se unen las manifestaciones en el DF de los estudiantes del IPN que no quieren que se cambie el reglamento y piden la destitución de varios funcionarios.
Insisten en que se están degradando el estudio, las formas y los resultados, que se quiere convertir una escuela de investigación y ciencia en un plantel de técnicos y de pobres.
El país no está para besitos y las autoridades lo saben, hay graves problemas económicos sin resolver, están entrampados con muchos problemas de comunicación y falta de tacto político, tal parece que quieren ejercer su voluntad como niños maleducados. En fin, el presidente tendrá que aporrear la mano en la mesa y poner orden, ya lo hizo una vez, puede repetir la dosis, y los que no quieran estar en el equipo, gracias y buenas tardes; ya han transcurrido dos años, hay que hacer limpieza.
Se están engentando con tanto compromiso político, pero no se les puede dar por su lado a todos, habrá muchos que resulten fregados y aislados, pero ni modo. Los intereses de una minoría no están por encima de la mayoría.