¿Los Chuchos a El Pinocho?

A los Chuchos aún no se les conoce ningún Pinocho más que emocional y aunque luego les gana la emoción nunca han caído en la tentación de hacer un numerazo estilo Sara García.

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Pobres de Los Chuchos, cuando no les llueve, les llovizna y, cuando no, se pierden en el chuchinero y hasta me los quieren acusar de que son los Mamá Rosa de la izquierda sin atributos. Digo, en su defensa se puede decir que ningún intelectual de prestigio metería las manos al fuego por ellos, aún no se les conoce ningún Pinocho más que emocional y aunque luego les gana la emoción nunca han caído en la tentación de hacer un numerazo estilo Sara García en Las hermanitas Vivanco ni Zambrano ni Ortega ni para explicar su chuchinero han espetado un: “Mis fuerzas mengüaron, ya no pude vigilar”. 

Y es que tanto que se han esforzado por dignificar al partido arrancándole cualquier resabio contestatario, dispuesto a tolerar cualquier dosis de michoacanazos, para que ahora aparezcan personajes dudosos que les echan la culpan de todo, incluso de los estropicios manceristas. Digo, como si ellos hubieran obligado al jefe de Gobierno abrir al mismo tiempo un montón de frentes impopulares: el Metro, que se descompone cada que aparece la foto de un político michoacano relacionado con La Tuta (o sea, a cada rato); la Línea 12, que parece la hermana diabólica de La Bestia; o el Hoy no Circula, que busca que solo circulen Ferrari del año.

De veras, no es posible que al chuchismo les caiga el revisionismo y  los acusen de cosas peores que a Mamá Rosa, a la que cada día se le descubren más propiedades que a Montiel. Por ejemplo, lo que sigue: “El PRD no lucha por gays, lesbianas ni abortistas”, afirma desde algún renglón torcido de la ética marxista el líder perredista de la corriente más fuerte en Guerrero, llamado David Jiménez Rubio, pues esas cosas del demonio no tienen nada que ver con la izquierda.

Y señala a Zambrano y a Ortega por haber desviado las verdaderas luchas combativas. O sea que en el muy dudoso caso de que hubiera obreros gays, luchadoras sociales con tendencias lésbicas o heroínas de la clase trabajadora con derecho a decidir sobre su cuerpo no podrían recibir la solidaridad del internacionalismo proletario. 

Y, para colmo, el líder de los senadores perredistas acusó a Los Chuchos de ser muy tibios con el góber poblano, Moreno Valle, por el trágico affaire de las balas de goma. Estoy seguro que estos grandes líderes de la izquierda ya sugirieron que mejor se utilicen para las acciones de disuasión de entidades disolutas una buena dotación de gummie bears. Nada más falta que me quieran mandar a Los Chuchos a El Pinocho. 

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