Acabo de darme una escapada rápida a la playa y regresé sorprendida. El ambiente familiar, la algarabía de niños y adultos en las casas de playas que se vivía hasta hace unos 10 años, ya no se escucha.

Los parques y las ferias ambulantes con sus tradicionales puestos de futbolitos y chácharas se ven vacíos, nadie está curioseando siquiera. Hay niños y adolescentes en los parques y calles. Pero andan metidos en sus teléfonos y tabletas. No andan corriendo por la playa. Mucho menos caminan en familia por el muelle. Paseando al perro incluso.

No me siento tan “antigua”, pero recuerdo que la ida a la playa era para disfrutar el mar y la arena, hacer amigos y durante la tarde y noche platicar con nuestros padres y organizar juegos en familia.

Ahora los pequeños lo primero que meten al carro para irse al puerto son sus videojuegos, tabletas y por supuesto sus teléfonos celulares, a los cuales les dedicaran más tiempo que a las actividades físicas. Es poco común ver que los niños caminen descalzos, en trajes de baño todo el día, yendo y viniendo de casa en casa.

Con el tiempo todo cambia y ahora se vive otra realidad. En lo que a mi concierne, las vacaciones de mi niñez y juventud fueron las mejores, espero que las generaciones actuales puedan decir lo mismo de las suyas en unos años, cuando les toque ser papás.