De burdeles y prostitutas

En la Península de Yucatán existen numerosas expresiones mayas y españolas para referirse a la prostitución, a las personas que la practican, a los clientes y lugares donde se ejerce.

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En diferentes momentos de la historia, en la Península de Yucatán han existido numerosas expresiones mayas y españolas para referirse a la prostitución, a las personas que la practican, a los usuarios o clientes, a los lugares donde se ejerce y a las actividades que le atañen.

Los antiguos mayas yucatecos usaron diferentes términos coloquiales para denominar a la mujer pública, meretriz o prostituta, con mayor o menor carga negativa. 

De acuerdo con las fuentes del periodo colonial, con el término tsuukil se refería el ejercicio de la prostitución (de tsuuk, lujuria, lascivia e -il, sufijo relacional. Tsuuk ach (con el sufijo -ach, que indica cualidad con connotación de intensidad) es cosa deshonesta, carnal y lujuriosa; de donde deriva, ah tsuuk-ach (con el prefijo ah, masculino), que refiere a aquel que desea por ventura una mujer para deleitarse carnalmente con ella. Fornicador. Así, al burdel o casa donde se practicaba la prostitución se le llamó tsuuk-achil naj.

Para referir a la mujer pública, meretriz o prostituta se usaba tsuub xch’úupal (de tsuub que el Diccionario Maya Cordemex define como una liebre bastarda, agutí silvestre de color verdoso Dasyprocta punctata yucatanica y xch’úupal, muchacha).  Existía otra expresión para referir a la mujer pública: weyankil (de wey, amiga en mala parte, manceba con quien se peca, -an, indicador de condición e -il sufijo relacional). 

Otros términos arcaicos para prostituta son xko’il, de ko’, lujuria, excitación, el prefijo x-, femenino y el sufijo -il, relativo a; xkáakbach (de etimología desconocida) que es un vocablo aún empleado. La expresión ooch peel (del maya ooch, zarigüeya, y peel, vagina) describe a la mujer pública, hombreriega y surge en el maya contemporáneo, pues no lo registra ninguna fuente hasta principios del siglo XX y hace referencia a la astucia del zorro/a o zarigüeya. 

Un vocablo considerado vulgar para ofender a la mujer es chek’anpel (de chek’a’an, que equivale a bestia; tomarse los animales irracionales, y peel, órgano sexual de la mujer). Hombreriega, prostituta. 

En Yucatán, especialmente en la capital, se usó hasta fines del siglo XIX la voz tocinería para llamar al burdel o lupanar (de tocino, la vulva de la hembra). Don Jesús Amaro dice que es palabra que viene del tocino enlamado y negro que traían en los barcos los colonizadores.

En la península yucateca, la palabra coloquial más usada como insulto y/o para referirse a una prostituta es puta, voz ofensiva que, incluso se ha prestado y adaptado a la fonética de la maya como puuta.

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