Altares con incienso para priistas

¿Quién se atreve a deslizar la posibilidad de que el PRI sea derribado de la yegua en la batalla por una gubernatura...

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¿Quién se atreve a deslizar la posibilidad de que el PRI sea derribado de la yegua en la batalla por una gubernatura, que es tan suya como la sombra de quien se atreve a leer estas primeras líneas? Porque pueden formarse depresiones tropicales en el horizonte del partido, pero el estado del tiempo vaya que relaja al priísmo, concentrándolo en lo que pueda ocurrir en sus propias filas.

El PRI ha sido la principal universidad en formación de cuadros que son y han sido excelentes, mediocres y malos. De este partido, tan odiado como el América, han zarpado muchos de los políticos que hoy militan en partidos como el pervertido PRD, Morena e incluso Acción Nacional y el derretido Convergencia.

La batalla rumbo al proceso electoral de 2016 ubica al PRI como la fuerza política más aplastante, no sólo por su cuerpo de fisicoconstructivista a bordo de un tanque de guerra, sino por las características de una oposición llamada así por la fuerza de la costumbre, y no por el desempeño de sus dirigentes que el PRI lleva en el bolsillo y muy bien maiceados, como el panista Eduardo Martínez Arcila que echa porras al gobierno en su Twitter.

El 99.9 de los chetumaleños respalda a aspirantes del PRI a la gubernatura: Eduardo Espinosa Abuxapqui, Mauricio Góngora Escalante, José Luis Toledo Medina, Carlos Joaquín González, Raymundo King de la Rosa, Gabriel Mendicuti Loría y Paul Carrillo de Cáceres.

Políticos, burócratas, empresarios, periodistas y otros chetumaleños tienen altares olorosos a incienso con la fotografía autografiada de su gallo para la gubernatura, como si fuera la imagen de un santo entre veladoras. Porque la apuesta representa seis años de penurias o apapachos en la nómina, y esto no es cosa menor.

Reenviar todos sus mensajes (Facebook, Twitter, Wathsapp, etc.) es un salvoconducto para escalar al paraíso sexenal, y al hombre se le defiende en cualquier circunstancia, tan infalible y justiciero como un moderno y proselitista Santo, el enmascarado de Plata.

En este enjambre destacan aquellos que por convicción respaldan abiertamente a su favorito porque su proyecto los ha convencido y consideran que es lo mejor para Quintana Roo, y ni siquiera pretenden dar el salto a la nómina balsámica.

Los simpatizantes con sentido práctico apoyan al PRI, como en las copas del Mundo se apuesta por Brasil o Alemania, dando si acaso en lo oscurito un respaldo sentimental a la selección mexicana, representada por PAN y PRD.

El cinturón de avispa de Abuxapqui

Y en los dominios del municipio capitalino de Othón P. Blanco, la situación es complicadísima y ha obligado al alcalde Eduardo Espinosa Abuxapqui a apretar el cinturón para enfrentar excesos de sus dos antecesores: Andrés Ruiz Morcillo y Carlos Mario Villanueva Tenorio.

Quien pretenda ocupar esa silla genera insomnios y tensiones, debe tomar en cuenta el estado del paciente, sin que su principal motivación sea exprimir millones por concepto del diezmo más el 5 por ciento, como acostumbra pedir cierto secretario que recientemente estuvo envuelto en un escándalo por el origen de sus propiedades.

Lo de menos –hablo a título personal– es la cuestión de los sexos, ya que se ha armado revuelo con la necesidad de que sea hombre o mujer para acá, allá o maracuyá. El timón debe ser encomendado a quien tenga cualidades supremas, como ocurrió con la candidatura de Abuxapqui a la alcaldía en su segunda ronda, ya que el envío de primerizos inflados como Carlos Mario Villanueva complicó el estado del paciente, tan afectado por el luminoso Andrés Ruiz Morcillo, por aquello del negociazo de las lámparas de led destinadas a dejar en penumbras las arcas municipales.

Todas las apuestas están a favor de un priísta para que ocupe la silla de Abuxapqui, y su camino está despejado porque la oposición es un flan en esta capital, a diferencia de plazas como Mérida donde el elector es muy exigente y castiga en las urnas, no sólo en redes sociales.

El Ayuntamiento de OPB siempre ha de ser un platillo apetitoso porque permite hacer negocios a quien domine la ruta del diezmo, pero lo que debe importar a un ciudadano es la capacidad de reacción de esta autoridad que a duras penas puede cumplirles a sus trabajadores.

Y el candidato del PRI puede ser hombre, mujer o querubín, pero que sea capaz de sacar al elefante de la barranca. Porque tan mal andan las cosas en el municipio que en un descuido Calderitas puede salirse de la manada para seguir los pasos de Bacalar.

Y Abuxapqui sigue apretando el cinturón en el ayuntamiento. A dieta forzosa por las travesuras de dos ex alcaldes.

Una promesa para Enrique Lizama       

Susana Ochoa Castillo está ligada sentimentalmente a un gran amigo fallecido a fines de abril pasado: Enrique Lizama Cornelio, columnista incómodo con mucho camino recorrido en este oficio, incluso, como reportero de la fuente policíaca en el Diario de Quintana Roo a fines de la década de los 80 y principios de los 90, bajo la genial batuta del maestro José “Pimpo” Pereira Lizárraga.

Enrique Lizama impulsó un portal ácido que fue consolidando con su enfoque crítico, hiriente como pocos. Y en su último encuentro con Pedro Flota Alcocer –Presidente de la Gran Comisión del Congreso– le pidió el cambio de nivel para Susana como favor especial. Y Pedro accedió, como era de esperarse en un político de su tamaño.

“Enrique le había pedido a Pedro mi cambio de nivel, porque tengo nivel 2500 y número de nómina 876”, me dice Susana, quien permite que maneje su nombre.

Susana laboraba en la Secretaría de Educación y Cultura (SEyC) en el turno matutino, pero por los recortes de personal tuvo que elegir uno de sus empleos, prefiriendo el de la tarde en el Congreso del Estado. Pero los descuentos que le aplicaban en la nómina de la SEyC se los trasladaron a su empleo en el Poder Legislativo, disminuyendo significativamente sus ingresos.

“Es por eso que ahora gano poco, más bien poquísimo”, confiesa Susana, quien aguarda que de un momento a otro Pedro Flota culmine el trámite para aumentarle el nivel. Cuestión de tiempo, supongo.

Todo mi apoyo para ti, Susy.

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