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Las temperaturas globales están aumentando debido al famoso calentamiento global generado por culpa del ser humano gracias al combustible fósil que genera contaminación, la tala de árboles, la construcción de nuevas casas y centros comerciales, el excesivo uso de aire acondicionado y las quemas, entre otros. Somos culpables de este calor y lo sabemos, mensaje que queda en el inconsciente y que sin darnos cuenta nos tala en el alma.

Las noticias son cada vez más alarmantes; ¡se acaba el agua! Y ya sabemos que el agua es vida, lo cual destroza el cerebro haciéndonos pensar en nuestro futuro y en el de nuestros hijos. Hoy, Yucatán pasa también por una sequía, ya no se ve lo verde y el asfalto quema, recordando de nuevo que “somos culpables”.

Lo anterior está trayendo en las personas un repentino cambio de ánimo, así que, si sientes que últimamente has estado más ansioso, enojado, duermes menos, te sientes agotado o estresado y piensas que es por culpa del calor, no estás mal. He tenido más pacientes que llegan a la consulta y a terapia diciendo que “tienen ansiedad y no saben por qué”, que tienen muchas ganas de estar comiendo constantemente y suben de peso; entre otras quejas más.

El calor está asociado con estos cambios de humor, con el aumento de los niveles de ansiedad e incluso con el incremento del suicidio, así lo reportó la revista científica “Nature”, con un estudio hecho en México. También se ha encontrado una conexión entre las altas temperaturas y el aumento de delitos violentos. Un estudio de la revista “JAMA” de Psiquiatría, reportó en 2019 que las enfermedades mentales aumentaron y empeoraron en Estados Unidos al grado de requerir mayores ingresos hospitalarios psiquiátricos en los 5 días con más calor de aquel año en comparación con los días más frescos. Aunque no se sabe la causa, como decía tengo esta hipótesis: sabemos inconsciente e incluso conscientemente que somos causantes de este calor y tenemos una pulsión de arrepentimiento frente a ello que no podemos saciar, debido a que el calor es tan intenso que la forma de mitigarlo requiere de medidas que contaminan más, lo cual genera un estado de estrés que exacerba las ya existentes ansiedades y depresiones o detona otras.

La agresividad podría provenir de la proyección de odio que tenemos a nosotros mismos al no poder cambiar el clima y la incomodidad que el cambio climático nos genera en una insatisfacción corporal o incomodidad. La ansiedad de comer posiblemente venga debido a los puntos anteriores más la sed, recuerda que hay que tomar aproximadamente 2.7 litros al día (10 vasos de agua aproximadamente), ojo, no de refrescos o de cerveza que se piensa que sirve para quitar la sed, pero en realidad deshidrata y la aumenta, así como también detona otros estados de ánimos cambiantes.

La solución más cercana que tenemos, es hacer lo posible para contribuir a disminuir el calentamiento global y, sin duda, acudir a terapia preferentemente de tipo humanista con especialistas con cédula para ello, pues en estos casos la hipnosis, los estados de relajación y la Gestalt podrían ser de gran ayuda. El calor se ha vuelto parte de nuestros días y desear desaparecerlo solamente lleva a empeorar nuestros síntomas.

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