Pánico en Nepal por réplicas de sismo

Tras el terremoto que acabó con 2,500 personas, los sobrevivientes viven otra pesadilla al aire libre.

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Numerosas personas ocupan un amplio espacio al aire libre en la Plaza de Basantapur Durbar, en Kathmandu, Nepal, tras el sismo que mató a por lo menos 2,500 personas. (Foto: AP)
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Agencias
KATMANDÚ, Nepal.- Traumatizados y después de dormir en las calles, decenas de miles de nepalíes se aferraban ante aterradoras réplicas este domingo mientras removían los escombros en busca de desaparecidos en medio de la devastación causada un día antes por un potente terremoto que sacudió la nación del Himalaya y que mató por lo menos a más de 2,500 personas

Un acre humo blanco se eleva sobre el templo hindú más venerado del país, donde decenas de cadáveres son cremados a todas horas, publica The Associated Press.

Grupos de ayuda recibieron las primeras informaciones sobre remotas aldeas de montaña- reportes que sugieren que muchas de ellas cerca del epicentro quedaron enterradas bajo los aludes de piedras.

Los deslaves impidieron que los equipos de rescate que tratan de usar los caminos en la montaña llegar a quienes requieren ayuda, dijo Prakash Subedi, jefe de distrito en la región Gorkha, lugar del epicentro del sismo.

"Aldeas como esta se ven afectadas rutinariamente por aludes, y no es inusual que aldeas completas de 200, 300 y hasta 1.000 habitantes queden completamente enterradas tras la caída de rocas", aseguró el socorrista Matt Darvas en un comunicado de su grupo, World Vision. "Es probable que el helicóptero sea la única vía para acceder a esos pueblos remotos".

El terremoto del sábado, de magnitud 7,8, sembró el terror en Katmandú, en localidades más pequeñas e incluso en las laderas del monte Everest, donde provocó una avalancha que enterró parte del campamento base lleno de escaladores extranjeros listos para intentar hacer cumbre en el pico más alto del mundo. Al menos 18 personas fallecieron y otras 61 resultaron heridas.

Por temor a que ocurrieran nuevos sismos, decenas de miles de personas atestaron durante el día las calles y durmieron durante la noche en parques o en un campo de golf. Otros acamparon en plazas al aire libre entre edificios agrietados y pilas de escombros. Se escuchaba periódicamente el sonido de las aspas de un helicóptero cuando las aeronaves sobrevolaban la zona.

El graznido de los cuervos se mezcló con gritos de terror mientras la tierra temblaba en la capital nepalí a primera hora de la tarde del domingo con una réplica de magnitud 6,7, mientras aviones llenos de suministros, médicos y equipos de ayuda de países vecinos empezaban a llegar al país empobrecido del Himalaya. No se reportaron víctimas del nuevo temblor, pero tuvo un enorme efecto psicológico.

A aprender

"No nos sentimos para nada seguros. Ha habido muchas réplicas. No paran", declaró Rajendra Dhungana, de 34 años, que pasó el día con la familia de una sobrina a la que incineraron en el Templo Pashuputi Nath en Katmandú.

"He visto la incineración de cientos de cadáveres. Nunca pensé que vería tantos... Nepal debe aprender una lección de esto. Deberían darse cuenta de la necesidad de construir edificios adecuados. Debería haber espacios abiertos hacia los que pueda correr la gente".

Para el domingo en la noche, las réplicas al parecer perdían fuerza gradualmente. Un temblor de magnitud 5,3 sacudió una zona a unos 48 kilómetros (30 millas) al este de Katmandú.

Las autoridades de Nepal informaron el domingo que al menos 2.169 personas murieron en el país, sin contar a los 18 que fallecieron en la avalancha. Otras 61 murieron en La India y algunas en otros países vecinos.

En Katmandú murieron al menos 1.152 personas y la cifra de heridos en todo el país superaba los 5.900. Sin embargo, las tareas de búsqueda y rescate distaban de haber finalizado y se desconoce cuánto aumentarán las cifras. Tres policías murieron durante las labores de rescate en Katmandú, informó el vocero de la policía, Komal Singh Bam.

La capital del país se compone de una colección de pequeños y mal construidos edificios de apartamentos. Sin embargo, fuera de los vecindarios más viejos, muchos en Katmandú estaban sorprendidos por la manera en que algunas estructuras modernas se derrumbaron en el terremoto.

Aunque operarios de emergencias alertaron de que muchas construcciones pudieron sufrir daños estructurales, resulta claro también que el número de muertos habría sido mayor si hubiesen caído más.

Los riesgos al aire libre

Ante la tragedia, funcionarios de Naciones Unidas expresaron preocupación por posibles tormentas que pudieran afectar a muchísimas personas que permanecen al aire libre y por la escasez de vacunas con la subsecuente aparición de enfermedades.

Mientras continuaba la llegada de aviones cargados con médicos, trabajadores humanitarios y suministros procedentes de los países vecinos, los periodistas informaban en las redes sociales que debido a las réplicas algunas aeronaves tuvieron que volar en círculos y esperar para aterrizar en el aeropuerto de Katmandú.

Las naciones vecinas de Nepal fueron las primeras que acudieron al auxilio, como India, China y Pakistán, todas las cuales compiten por influir en este país sin salida al mar. Nepal mantiene la mayor cercanía con India, con la que comparte profundos vínculos políticos, culturales y religiosos.

El sismo también causó pérdidas en India, donde al menos 61 personas perdieron la vida y decenas resultaron heridas.

La réplica del domingo también se sintió en amplias zonas del país, y según la prensa local los trenes del metro en Nueva Delhi y Calcuta pararon su marcha al inicio del remezón.

Ayuda y bloqueos

Entre los países que enviaron ayuda el domingo se encuentran Emiratos Arabes Unidos, Alemania, Estados Unidos y Francia.

Los socorristas alertaron también que la situación podría ser mucho peor cerca del epicentro, que el Instituto Geológico de Estados Unidos situó cerca de Lamjung, a unos 80 kilómetros (50 millas) al noroeste de la capital, en el distrito de Gorkha.

"Las réplicas suceden... la gente no sabe qué esperar", dijo Sanjay Karki, jefe para Nepal de la agencia internacional Mercy Corps. "Todos los espacios abiertos en Katmandú están atestados de gente a la intemperie. Cuando vienen las réplicas no puedes imaginar el pavor. Las mujeres y los niños lloran".

El temblor con epicentro fuera de Katmandú fue el más grave que haya asolado a esta nación del sur de Asia en más de 80 años. Destruyó por completo los vecindarios más viejos de la ciudad y tuvo tanta potencia que se sintió en el norte de India, además de Bangladesh, la región china del Tíbet y Pakistán.

Las carreteras hacia esas zonas estaban bloqueadas por deslaves, frenando la llegada de equipos de rescatistas, dijo el máximo responsable del distrito, Prakash Subedi. Los equipos subían a pie por senderos de montaña para llegar a aldeas remotas y se desplegarán helicópteros, agregó vía telefónica.

Los rescatistas ayudados por equipos internacionales pasaron el domingo retirando el escombro de los edificios -planchas de concreto, ladrillos, vigas de hierro y madera- en busca de sobrevivientes. Debido a que el aire estaba saturado de blancuzco polvo de concreto, muchas personas usaron cubrebocas o se ataron pañuelos en sus rostros.

El temblor de 1934

El peor terremoto en Nepal del que existen registros sucedió en 1934, alcanzó una magnitud de 8.0 y destruyó casi por completo las ciudades de Katmandú, Bhaktapur y Patan.

Decenas de miles de nepalíes pasaron la fría noche del sábado a la intemperie o en automóviles y autobuses. Los despertaron las réplicas del domingo por la mañana.

"Hubo al menos tres grandes temblores a la noche y la madrugada. ¿Cómo hemos de sentirnos a salvo? Esto es interminable y la gente está asustada y preocupada", dijo Sundar Sah, un vecino de Katmandú. "Me desperté varias veces, feliz de estar vivo".

En el barrio de Kalanki, la policía socorrió a un hombre atrapado bajo el cadáver de otro, los dos enterrados bajo una pila de planchas de cemento y vigas de hierro, mientras sus familiares lloraban y rezaban. Sus piernas y caderas estaban totalmente aplastadas.

La mayor parte de las zonas afectadas carecían de electricidad y agua. La ONU dijo que los hospitales en el Valle de Katmandú estaban atestados y se agotaban las provisiones de emergencia.

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