Sobrevivió a una madrugada de terror

Marco Tulio Ayora se salvó del ataque de un ser maligno gracias a la oportuna intervención de su padre y al amuleto de un h'men.

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Cerca de la exestación de trenes de Oxkutzcab ocurrió este impactante relato. (Jorge Moreno/SIPSE)
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Jorge Moreno/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- Publicamos hoy la carta de uno de nuestros lectores, Marco Tulio Ayora Mex, quien platica la experiencia paranormal que vivió, la cual consideró terrorífica y hasta traumatizante.

“Lo que yo viví ocurrió el 4 de agosto de 2005 fue tan terrible que aún no olvido la fecha y hasta tuve que irme un tiempo de mi casa, pues me fui a vivir con mis abuelos al municipio de Santa Elena”, dijo.

“Todo inició la madrugada de ese día, a eso de las cuatro me despertó un ruido en mi ventana, la cual da al patio de la casa en donde vivía (cerca de la exestación de trenes de Oxkutzkab). En ese entonces yo tenía 28 años. Y lo que se escuchaba era como si una garra o unas uñas intentaran abrir la ventana de madera, con cierta desesperación.

“Como estaba yo medio dormido no pensé bien y por instinto emití un 'shhhhh' como cuando sacan o espantan a los perros, pero el escándalo se intensificó.

“Momentos después entró mi papá a mi cuarto con cara de espanto a ver si yo estaba bien, ya que minutos antes había visto a una especie de perro enorme en mi ventana, pero por la parte de afuera. Él había salido a buscar unos trastes y fue cuando se dio cuenta que esa cosa trataba de abrir mi ventana.

“Afirman que tenía el tamaño de un perro gran danés (una de las razas más grandes que existen) pero con rasgos de humano, con un medallón en el cuello, el rostro parecido al de una persona, los ojos rojos y una especie de capa que le cubría la espalda”.

Creyó que era una broma

“Cuando me dijo eso mi papá pensé que era una broma, si bien es cierto que me daba miedo el ruido que escuchaba en ese momento en la ventana, no podía creer la descripción que mi papá me dio de lo que había visto en el patio.

“Por ese motivo decidí acechar desde la puerta de la cocina y casi se me baja la presión al ver a ese maligno ser que en definitiva no era un perro ni una persona disfrazada, ya que este al darse cuenta que no podía abrir la ventana se fue brincando de forma simiesca por la parte de atrás del patio que colinda con un terreno baldío”, explicó.

“Fue tal mi miedo que ya no dormí, esperé a que amaneciera y pregunté a mis vecinos si no habían visto algo extraño, y uno de ellos me dijo que escuchó ruidos raros pero nada más. Yo no les dije lo que vi por temor a que se burlaran de mí.

“Lo que sí hice junto con mi papá fue ir con un h’men ese mismo día y para mi sorpresa desde antes que describiera lo que vi, me dijo que esa cosa era un espíritu maligno que me había ido a buscar porque ‘alguien’ me había hecho un embrujo y que no iba a descansar hasta atraparme y matarme lentamente.

“Esa aparición, según el h’men, iba a entrar a mi ventana mientras yo dormía y me iba a robar el alma, de manera que en los siguientes días yo perdería el apetito, las ganas de moverme, la motivación; en fin, iba a quedar como muerto en vida hasta que finalmente en un mes muriera sin que ningún doctor pudiera ayudarme.

“Mi papá decidió que esa misma tarde me fuera a vivir con mis abuelos a Santa Elena, pero llevé un amuleto protector que me dio el h’men. Me fui por espacio de un año y en ese lapso de tiempo dice mi papá que al menos cinco veces vio a ese ser rondando en la ventana de mi cuarto; por fortuna, a él no le hizo nada.

“Según me dijo el h’men, el amuleto que me dio fue para que me volviera indetectable y no me siguiera, y ya después de un año ya no correría peligro.

“Sé que suena increíble mi relato, pero sé que es real porque me sucedió a mí y la verdad no me gustaría que nadie pasara por lo mismo; a lo mejor, alguna persona que lea mi carta si deciden publicarla, le habrá pasado algo similar y entenderá la angustia por la que pasé”.

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