¿Has oído hablar del papá de la Xtabay del siglo XX?

Se trata del alma en pena del progenitor de una menor que fue engañada, quedó embarazada, fue sacada de su casa y falleció.

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Jorge Moreno/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yuc.- Seguramente muchos de ustedes ya conocen la tradicional leyenda de “la Xtabay”.  En esta ocasión les presento una leyenda de origen maya pero que no tiene como protagonista a la mujer antes mencionada, sino a su homónima, la cual vivió en épocas más recientes.

Este caso ocurrió en los años sesentas del siglo pasado en la población de Dzidzantún, en donde vivía una jovencita que desde niña le apodaban “la Xtabay” debido a que su cabello era largo, lacio y negro y casi siempre usaba un vestido blanco y largo, similar a la protagonista de la leyenda maya.

Cuando cumplió 16 años, conoció a un joven que llegó con un circo a la población y quedó perdidamente enamorada. El muchacho, quien le llevaba como mínimo cinco años de edad, la engañó diciéndole que se la llevaría del pueblo y se casarían, e irían de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo con el circo.

Su objetivo, como era de suponer, era seducir a la joven y que ésta accediera a darle su más grande tesoro, lo cual a final de cuentas ocurrió, pero el cirquero se fue sin “Xtabay”. 

Esta descubrió de forma cruel que fue engañada, pero lo peor estaba por venir, ya que a las pocas semanas descubrió que estaba embarazada.

Cuando sus papás se enteraron, reaccionaron con furia y decidieron sacarla de su casa, pues recordemos que en esos tiempos era un escándalo muy fuerte y una deshonra que una mujer fuera madre soltera y peor aún si se trataba de una menor de edad.

Muerte y regreso

Esta “Xtabay” se fue a vivir con una tía que vivía en el pueblo vecino de Cansahcab, pero un par de meses después falleció en el monte al ser picada por una serpiente venenosa.

Cuando se les informó a sus papás de la muerte de su única hija, estos, arrepentidos, fueron por el cadáver de su hija para que fuera enterrada en su natal Dzidzantún, pero el remordimiento para su papá fue tal que empezó a dedicarse a la bebida.

En poco tiempo fue despedido de su trabajo y se convirtió en un vago alcohólico, que no dejaba de culparse de la muerte de “Xtabay”, hasta que un año después, cerca del aniversario luctuoso de su hija se suicidó ahorcándose en una mata que se encontraba en el patio de su casa.

A partir de ese momento, sus familiares y vecinos empezaron a decir que veían a este señor deambulando por las mismas calles en donde acostumbraba a caminar alcoholizado, decían que de último momento se arrepintió de ahorcarse pero ya no se pudo liberar y por eso su alma no descansaba en paz y deambulaba penando como fantasma.

Esto se dio a conocer más aún y tomó más credibilidad cuando su compadre, un conocido y prestigiado profesor de primaria, que no sabía que había muerto, aseguró haberlo visto e incluso cruzó un par de palabras con él alrededor de las 20:00 horas en el día de la tragedia, aunque el suicidio había ocurrido a las 13:00 horas.

El maestro asegura haberlo visto y decirle “a dónde vas compadre, deja de tomar”, por lo que el difunto le respondió con un insulto, aunque de forma “cariñosa” dando entender que era su problema si seguía tomando.

Y aunque en su momento toda la gente del pueblo se enteró de estos sucesos, con el paso de los años y las décadas se fue olvidando y ahora son muy contadas las personas mayores que recuerdan este caso, el cual me lo platicó la semana pasada don Armin Valerio Castillo, oriundo de Dzidzantún.

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