'Pinta' Loría su viaje a la maravillosa China

El artista yucateco registró en su bitácora las experiencias de su visita de un mes a la nación asiática, en donde presentó su obra.

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Fotografía del artista yucateco José Luis Loría en su viaje por el lejano oriente. (Milenio Novedades)
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Cecilia Ricárdez/SIPSE
MÉRIDA, Yuc.- El artista yucateco José Luis Loría experimentó el gusto por los viajes desde temprana edad, lo alimentó en su juventud y fortaleció en su madurez. 

Viajando cumplió 64 años, celebrando la vida en la República Popular de China, donde recorrió de sur a norte el territorio asiático para alimentar la vista, el espíritu y su arte, porque “la vida es solamente aprendizaje y para quienes somos fuertes, una belleza”.

Evocando a Marco Polo y su “Libro de las Maravillas”, Loría también recorrió parte de la Ruta de la Seda y registró en bitácoras la experiencia de sus cinco sentidos, así como los resultados de encuentros con representantes de alto nivel, para cumplir con la misión cultural que mediante su obra hermanará a China con México.

Fruto de un mes de exploración, se concretó el proyecto de su regreso a la nación asiática en 2016, como parte de los festejos de la presencia diplomática de México en Guangzhou (Cantón), con una monumental muestra de sus gatos y pitahayas.

En octubre de ese mismo año montará una exposición de su obra inédita sobre los dragones de China, complementada con fotografías del viaje de 2015 en el Museo Fernando García Ponce–Macay. 

Para hacer extensivo el trabajo de colaboración cultural, José Luis Loría se reunirá el próximo martes 10 en Mérida con José Limas Gutiérrez, cónsul general de México en Guangzhou, en una reunión de alto nivel con representantes de la sociedad, la cultura y la educación de Yucatán.

“Hay tres tipos de gente: los que piensan fuera de la ‘caja’, los que están dentro de la ‘caja’ y la ‘caja’. Los primeros son los innovadores, los segundos los que quieren buscar otros medios y al final lo hacen, y los terceros, los que no están conscientes que existe otra posibilidad”, reflexionó durante el viaje, resultado de cuatro años de preparación, disciplina y tenacidad para alcanzar sus objetivos.

Para toda misión son clave los aliados, así fue como de la mano de asesores, su fotógrafo R.C. y la inspiración de dos mujeres, sus amigas Adela Canales Sariñana y Angélica Miner de Gamboa, tejió una ruta e itinerario a la altura de la precisión china. 

A continuación, el artista revela sus impresiones, fragmentos, cuyo registro guarda celosamente en sus bitácoras, joyas de información para su obra, para sí.

El viaje

Salí de la Ciudad de México en el vuelo 98 a las 1:10 a. m. hacia el aeropuerto de Pudong, Shangai, tocando suelo chino a las 9:47 a. m. del 13 de septiembre, acompañado de mi fotógrafo R.C.

Una vez allí, luego de una larga travesía desde Mérida/Cd. de México/Tijuana/Shangai, abordamos el vuelo CZ380 (China Airlines) hacia Guangzhou (Cantón) a las 12:05 para llegar y ser recibidos por dos asesores. 

Llegar al sur de China sin reconocer el mérito de la famosa frase de Deng Xioping (volverse rico es glorioso) sería un sinsentido. Guangzhou es la puerta trasera de china continental y fue una región forzada a abrirse al comercio por las potencias extranjeras en el siglo XIX y un exitoso punto de salida hacia el mar de legiones de chinos.

Lo primero que hice es apersonarme con mi representación diplomática, fue así como al segundo día presenté mi obra, con ayuda de José Limas Gutiérrez, cónsul general de México en Guangzhou, quien me facilitó transportación oficial para la obra. La presentación fue en el museo de arte contemporáneo de esa ciudad, uno de los más grandes del sur de China; allí se agendaron las exposiciones del próximo año, sobre todo porque el consulado de México cumple 10 años de haberse abierto y se le dará relevancia a esta efeméride.

En China... para los chinos he sido impredecible, pero lúcido... eso los ha fascinado. A los chinos les interesa la filosofía occidental del arte y el vanguardismo. 

El tren hacia las entrañas de China

Estación Men Yang, Guangzhou. Mi asesor pasó a las 7:00 a. m. en un taxi para llevarme a la estación de trenes, miles de ciudadanos hacían fila, pensé que nunca abordaría el tren. Mi llegada coincidió con la semana más larga de vacaciones de los chinos; el dato oficial que se da es que en ese periodo se transportan por ferrocarril de 500 a 600 millones de ciudadanos. Esas estaciones de trenes, son 10 veces más grandes que la Plaza Grande de Mérida.

Acomodados en un vagón de seis literas, nos tocan las de arriba. Sentados pegados a la ventana, así hemos estado, R.C. tomando fotos y yo haciendo bocetos de las parcelas que empiezan a aparecer en un número casi infinito; estoy sorprendido, no dejan un espacio sin sembrar y en contraste tienen edificios gigantescos de miles de departamentos que están en construcción.

En China tienes que ser fuerte, tienes que encajar en el sistema o te lleva la trampa. Cerebro y cuerpo tienen que estar muy bien acoplados. ...tuve que entrenar mi cerebro/mente todos los días para crear nuevas conexiones neurológicas a diario.
R.C. no ha comido. Yo me decidí por un elote; acababa de pasar un carro de frutas, compré plátanos, mandarinas y manzanas. Mi fotógrafo escogió una taza de fideos. El baño fue lo que más nos atormentó, no hay taza, es el hueco chino.

Changsha railway station. En esta estación se subió mucha gente, son chinos más altos de los que vi en Guangzhou, hay personas con gorras verde olivo y la estrella roja. Seguramente estos que subieron son de otra región, son corpulentos y manos grandes y fuertes, su lengua tiene acento a ruso. 

Estación Xinyang. Soñé con gente de Yucatán y en esa primera noche me voy dando cuenta que tengo material para llevar a México y mostrar en una gigantesca exposición a China vista a través de un artista y la lente de un fotógrafo, una idea que comienzo a conceptualizar para aterrizarla en un proyecto: una exposición dedicada a China, esto apenas del inicio del viaje.

Estación Longxi más hacia el norte. Lo que predomina es el maíz, es como mirar desde un avión la Ciudad de México y ver esa extensión, pero llena de cosechas; montañas amarillas, cuyo color lo aportan las plantas; las grandes extensiones se convierten en pisos de maíz, en plataformas de tierra en cerros, con niveles, sembrado en el fondo, en la superficie y en las plataformas. No se puede percibir China si no se hace únicamente a través de números; en este país con mil 400 millones de seres humanos.

Comí unas frutas, unas ciruelas con sabor a manzana e hice que uno de los pasajeros escribiera el nombre en mi bitácora. Recordé que Luis de Yturbe Redo me había enviado un mensaje diciéndome que llevara a mi regreso semillas de frutas que yo probara: fait accompli (hecho consumado en francés) 

Llegamos a Xining, pasamos dos mezquitas gigantes en construcción, ya estoy entrando a la parte musulmana de China.
Xang Ye Xi Railway Station. Aseado, después de recorrer toda la noche las estepas, nos detenemos en este lugar llamado Tu Lu Soon; las temperaturas eran de 5 grados bajo cero y no teníamos el equipo ni la ropa adecuada; cuestión de sobrevivencia, espero que pasen pronto las horas y traigan el carrito con el arroz con agua caliente, tan exquisito para desayunar, fino y de textura delicada; amortiguar el frío es lo más importante en este momento.

Estamos en el punto final más lejano del viaje Ürümuqi, arriba sólo queda Altai.

Bajamos del tren después de una exhaustiva revisión policiaca por elementos especializados que se subieron al tren, nos trataron cordialmente, pero nos revisaron hasta los dientes.

La palabra exótica se queda corta, lo que estoy viendo rebasa lo imaginado, aquí los sonidos del lenguaje se agolpan en mi cerebro, ruso, chino y dialectos de la etnia uigur, kazajo, etc. Imposible entender algo.

Ningún occidental a la vista. Estoy como en otro planeta. Mi fotógrafo y yo somos los únicos.

La lengua es un enorme impedimento, la muralla china aún funciona eficazmente y hoy es el lenguaje.

Otra cosa es acudir en excursión, pero yo no quise eso; viajar a China y atravesar todo su territorio requiere de nervios templados, de mucha seguridad y más que nada de paciencia.

En la noche dejamos Urumuqi, de regreso a Cantón (Guangzhou) con el corazón batiendo y las miradas de uigures chinos que quedaron grabadas en nuestra mente; al igual que ellos sellan de manera magistral sus caligrafías ancestrales.

El caracter más complejo del sistema de escritura chino contiene 62 trazos y éstos representan 10 bendiciones. En ese caracter se manifiestan con 10 bendiciones y significa: La larga y preciosa vida.

Escribir me hace sentir bien. El invierno viene, se acerca y nosotros salimos, el invierno nos estaba persiguiendo conforme regresábamos a la China del sur y paramos en la estación de Xining.

R.C. ve un tren rápido de China Railway System y se acuerda de Ivonne Ortega, dijo: así quería hacer uno, pero ni caso le hago a su comentario.

Estación Lanzhou. Estoy analizando en este momento los comunicados que han podido entrar de Mérida y otros puntos de occidente.

En China el secreto oculto es parte del todo, en las inmensidades del terreno de estas mágicas y bucólicas escenas, se halla la China que aún prevalece del siglo pasado porque lo demás es todo nuevo. China destruyó mucho su pasado arquitectónico por razones que a mí no me corresponde juzgar.

Gang gu. En esta estación vimos muchos jóvenes que vienen de otra parte del tren. Comienza a caer la noche y las canciones en chino empiezan otra vez, y de pronto escucho: You are my destiny, y luego chino, ni todo inglés, ni chino. 

Xinyang Station. 7:02 horas. Desperté después de dormir muy bien, nos alejamos del invierno para regresar a Guangzhou, al sur de China.

Después de un larguísimo viaje tengo que reconocer que los chinos son gente hospitalaria con mucho decoro, sensible y propia, y lo que pudiera no ser muy claro para nosotros es estar aislados entre miles de personas. Hoy China nuevamente se ve en el camino de la gloria, después de haber sido maltratada y humillada a principios del siglo XIX, por las potencias extranjeras y los errores cometidos internamente.

Estación Yue yang. Qué experiencia ver al pueblo chino desplazarse de un punto a otro en su sistema de transporte ferroviario. Es difícil de describir en su totalidad. Los rostros denotan una confianza total en ellos mismos. Los ancianos, todos, denotan tranquilidad y paz; los adultos, seguridad; los jóvenes salud y celulares; ése es un retrato de la China nueva.

En la estación Changsha hablé con un joven chino en francés, después de varios minutos de plática, nos despedimos con los ojos, en un fuerte intercambio de pupilas.

Estamos llegando a Chengshou. La siguiente estación es Guangzhou, el punto de partida.

En la segunda entrega se revela la siguiente etapa: visita a Hong Kong, de donde se deriva su obra inédita del décimo dragón.

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